En Campoalegre estamos convencidos de que educar no solo significa enseñar a pensar, sino también a sentir. Cada emoción que un niño experimenta —desde la alegría hasta la frustración— es una oportunidad de aprendizaje que fortalece su carácter, empatía y bienestar.
En un mundo que cambia rápidamente, el manejo emocional se ha convertido en una de las habilidades más importantes para la vida. Por eso, en nuestro colegio trabajamos la educación socioemocional como un eje transversal: está presente en el aula, en el recreo, en los proyectos y en cada relación entre estudiantes, docentes y familias.
A través de actividades como el trabajo cooperativo, el arte, la reflexión y la mediación de conflictos, los niños aprenden a reconocer sus emociones, ponerles nombre y expresarlas con respeto. Comprenden que sentirse triste o frustrado también está bien, y que pedir ayuda es una muestra de fortaleza.
Los docentes acompañan este proceso con sensibilidad y escucha activa. No se trata de corregir emociones, sino de entenderlas. Se crean espacios seguros donde cada niño puede ser auténtico, aprender de sus errores y descubrir que la empatía y la solidaridad son tan importantes como el conocimiento académico.
En Campoalegre, creemos que una educación integral empieza en el corazón. Las habilidades socioemocionales son la base de la convivencia, del trabajo en equipo y del liderazgo consciente. Cuando los niños aprenden a cuidar de sí mismos y de los demás, florece una comunidad más humana y solidaria.
“Las emociones no se enseñan, se acompañan.”
Nuestro compromiso es formar personas que no solo sepan pensar, sino también sentir, escuchar y conectar con los otros desde la comprensión y el respeto.
En Campoalegre educamos con el corazón, porque sabemos que aprender a convivir es tan importante como aprender a sumar o leer.